Ideal 24 enero 2012 -versión papel-
"En este momento el paso de bicicletas por ejes como la Gran Vía y Reyes Católicos provoca una ralentización de la velocidad del transporte público, tanto taxis como buses. El uso sostenible de la bici implica no provocar esta situación, que el conductor de autobús no tenga que ir al paso que le marca la bicicleta que lleva delante. La solución, según los técnicos, está en la puesta en marcha de vías alternativas que generalmente van a ser paralelas a a calle principal. La Gran Vía sería el ejemplo perfecto. Se cerraría al uso de la bici y se abriría, con preferencia para la bicicleta, Santa Paula o Elvira" (Ideal, 24 de enero de 2012 - versión papel-)
El pasado lunes 23 el Ayuntamiento informó de que triplicaría los
espacios destinados a la bicicleta. Sin embargo, los espacios para la
bicicleta ya existen, se llaman calles: 615,51 Km de calzada urbana
están disponibles para los ciclistas, al igual que para el resto de
vehículos.
Ante el incremento de ciclistas urbanos, la intención del Ayuntamiento
consiste en eliminar el derecho de estos ciclistas a circular por las
calzadas de las calles principales (rápidas y directas) sustituyéndolas
por vías estrechas y peligrosas, llamadas carriles-bici, o por
itinerarios tortuosos y de pavimento adoquinado que han bautizado como
“bici-calles”. Por ejemplo: prevé prohibir el paso de los ciclistas por
Gran Vía y canalizar toda su circulación por Santa Paula y/o Elvira.
Según el consistorio los ciclistas son los culpables de la ralentización del transporte público en Gran Vía. Sin embargo, este colapso circulatorio es debido a la mala planificación de las líneas del transporte público que convierte a esta vía en un cuello de botella (la velocidad media de los ciclistas es igual o superior a la del transporte público).
La Gran Vía es una arteria de acceso directo y rápido para los ciclistas, por donde miles circulan cada día, número que (aunque disguste al Ayuntamiento) seguirá creciendo de forma imparable. La prohibición de circular en bici por la Gran Vía nos impide realizar nuestro trayecto de forma rápida, confortable y en igualdad de condiciones que el resto de vehículos.
Los ciclistas no necesitamos itinerarios alternativos señalizados. Todas las calzadas de las calles de la ciudad son aptas para la circulación de bicicletas. Los ciclistas somos autónomos para escoger el itinerario que más nos convenga. La bicicleta no es un estorbo que hay que segregar a un espacio limitado. Conducimos un vehículo con pleno derecho para circular por la calzada. Somos parte del tráfico. Los ciclistas seguiremos circulando por la Gran Vía, pese a cualquier prohibición.
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